El muralista, caricaturista y litógrafo, José Clemente Orozco Flores nació el 23 de noviembre de 1883 en Zapotlán el Grande (hoy Ciudad Guzmán), Jalisco. Hijo de Irineo Orozco y de Juliana Flores.
José Clemente Orozco - Cortesía INAH |
A la edad de 2 años José Clemente Orozco se mudó a la ciudad de Guadalajara, Jalisco y a los 7 años se trasladó con su familia a la Ciudad de México.
Su interés por la pintura inició debido a que en su infancia solía pasar cerca de la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo. Dicha imprenta fue reconocida tempranamente gracias a que allí trabajaba José Guadalupe Posada como grabador.
Asistió un tiempo a clases nocturnas en la Academia de Bellas Artes, ahí fue en donde tuvo su primera experiencia formativa.
En 1879 su familia lo inscribió en la Escuela Nacional de Agricultura de San Jacinto, pero al interesarle poco se dedicó a dibujar mapas topográficos por los cuales recibía dinero, sin embargo, ahí se graduó de Ingeniero Agrónomo.
Con tan solo 21 años, en 1904 pierde su mano izquierda en un accidente con pólvora, las heridas fueron mal atendidas por lo que su mano tuvo que ser amputada hasta la muñeca.
José Clemente Orozco, pensó en estudiar arquitectura, pero su obsesión por la pintura lo llevó a estudiar formalmente en la Academia de San Carlos, desafortunadamente, mientras él estudiaba, su padre falleció, por lo que tuvo que comenzar a trabajar para mantener sus estudios. Trabajó como caricaturista en las publicaciones El Hijo del Ahuizote, El Imparcial y La Vanguardia.
Durante sus estudios en la Academia de San Carlos fue alumno del español Antonio Febres, el cual era exigente y les pedía que copiaran al natural fotográficamente, también fue alumno de Gerardo Murillo Cornado mejor conocido como el "Dr. Atl", quien lo influenció en las temáticas mexicanas.
En 1916 desarrolló su primera exposición que llevaba el título La Casa de las Lágrimas, que fue expuesta en la Librería Biblos de la Ciudad de México, dicha exposición fue poco comprendida.
Al siguiente año, en 1917 viajó a Estados Unidos, y al regresar pintó algunos cuadros como el retrato de su madre, Soldaderas y Combate.
Para 1922 junto con Rufino Tamayo, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y otros, comenzaron un movimiento que tenía la finalidad de retomar en el muralismo con temáticas en relación a lo público y lo nacional.
Se casó en 1923 con Margarita Valladares, con quien tuvo 3 hijos.
Pintó Omnisciencia en lo que hoy se conoce como La Casa de los Azulejos en la Ciudad de México en 1925.
Trabajó en New York realizando murales y cuadros, estos muestran un carácter mecanista y deshumanizado, además uso temas mexicanos, pintó el mural Prometeo en 1930 en el Pomona College y en la New School for Social Research en 1931 pintó murales con temáticas como la esclavitud, revolución universal y la fraternidad.
Debido a su desempeño en New York y su interés por conocer Europa, se le permitió viajar a Italia y España, ahí visitó museos y analizó las obras de pintores destacados.
José Clemente Orozco regresó a México en 1934 a elaborar el mural Katharsis ubicado en las paredes del Museo de Bellas Artes.
Entre 1936 y 1939 realizó varias obras en la ciudad Guadalajara, pintó el mural llamado El Hombre Creador y Rebelde en el Paraninfo Enrique Díaz de León en la MUSA (Museo de las Artes) de la Universidad de Guadalajara; también elaboró más de una treintena de murales dentro del Museo Cabañas en el Instituto Cultural Cabañas en en donde destaca El Hombre de Fuego en lo más alto de la cúpula del edificio; y por último, en las escaleras principales del Palacio de Gobierno del Estado de Jalisco podemos encontrar un espectacular mural con temáticas sobre el origen y la evolución.
La majestuosidad de estos murales en el Centro Histórico de Guadalajara no se pueden apreciar desde una fotografía. Las imágenes que encuentres en internet de la obra de José Clemente Orozco no inspiran lo mismo y hay que estar en vivo para logar sentir toda una serie de emociones, entre ellas el vértigo por la altura en la que se encuentran algunos de estos murales, con lo que podemos suponer que José Clemente Orozco carecía de ella.
Durante 1940 decoró con sus obras la biblioteca Gabino Ortiz de Jiquilpan, Michoacán.
José Clemente Orozco fue reconocido con el Premio Nacional de Artes en 1946. Su arte tuvo un estilo dramático y violento, abordando temas como la lucha de Independencia, pueblos indígenas, raíces culturales, muerte, agonía y dolor.
El de diciembre de 1949, José Clemente Orozco murió de un paro cardiorrespiratorio, mientras elaboraba el mural de Miguel Alemán en la Ciudad de México.
Actualmente sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México, por lo que es uno de los tantos personajes históricos de Jalisco en el que sus restos no están en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres en Centro Histórico de Guadalajara.
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