Por: Carlos Isidro Castillo Sepulveda
Existen
muchas versiones sobre los barrios de Guadalajara, pero generalmente son de los
más famosos o que tienen más prestigio o con muchos años de antigüedad. En
esta ocasión vamos a darle voz a un niño de los años 60 para que nos narre sus
experiencias y aventuras, le llamaremos Chililo, para empezar diremos que él
nació en el barrio de… ¿Cómo se llamaba ese barrio? Bueno lo que él recuerda son nombres de
calles que nada representaban como: Aquiles Serdán, Belisario Domínguez,
Francisco de Icaza... casi nadie llamaba a estas calles de esa manera, más bien tenían
números, entre ellos la calle 29, la 28, la 25 y más.
En este lugar existían varias vecindades
y privadas, lo que hacía la diferencia es que las privadas contaban con
servicios como baño y lavadero aparte, y en la vecindad se compartían, además
la privada como que era de otra categoría, un poco más elevada. En este barrio
convivían diversos negocios como talleres, tenerías y muchos otros más. Por la
mañana recorrían vendedores de té amargo para los crudos, una especie de infusión de
hojas de naranjo agrio, y pan y virote, que pasaban a vender en la mañana. Por
la tarde teníamos que ir al mercado del mirador a surtirnos de la verdura y
frutas, y a la tienda de la esquina a comprar azúcar, café y galletas, los
refrescos de ese entonces eran la Lulú, Titan Aguilita, Chaparritas y algunos
otros, costaban entre 25 a 50 centavos, de tal manera que con poco dinero podías
comprar refresco, galletas y chicles motita entre otros.
Qué hacían los niños para divertirse, jugábamos futbol, bote pateado, escondidas y a la llanta, este último muy extremo, todo era posible gracias a que no pasaban muchos autos por la calle donde vivíamos. Había grupos de amigos pero estos se dividían por edades: los chicos, medianos y grandes, como siempre los más pequeños imitábamos a los mayores, después de jugar cenábamos frijolitos o si era sábado, íbamos a la cenaduría del Chino, o a la de doña María Luisa. Entre semana nos congregábamos en la casa de los únicos que tenían televisión para ver el Chavo del Ocho, al principio era gratis pero con el tiempo nos cobraban un veinte la entrada. Con el paso del tiempo otras familias fueron adquiriendo televisores, y aclaro, en blanco y negro, y se les fue terminando el negocio.
Durante las vacaciones era otro mundo, nos juntábamos un grupo de muchachos, formábamos equipos de futbol y nos íbamos a jugar a los muchos campos que había en aquel entonces por los barrios de Sta. María. Pero lo que más aventuras nos dio, fueron esos viajes inolvidables a la Barranca de Oblatos y la de Huentitán, esas sí que eran tremendas aventuras, bueno aquí dejamos a Chililo para que la próxima vez nos cuente de sus aventuras de verano. Espero les haya gustado.
Por otro lado, ayúdanos a crecer, si te gustó comparte con tus amigos, dale like en la parte de abajo y sobre todo tus comentarios son muy importantes para Guadalajarízate.
Qué hacían los niños para divertirse, jugábamos futbol, bote pateado, escondidas y a la llanta, este último muy extremo, todo era posible gracias a que no pasaban muchos autos por la calle donde vivíamos. Había grupos de amigos pero estos se dividían por edades: los chicos, medianos y grandes, como siempre los más pequeños imitábamos a los mayores, después de jugar cenábamos frijolitos o si era sábado, íbamos a la cenaduría del Chino, o a la de doña María Luisa. Entre semana nos congregábamos en la casa de los únicos que tenían televisión para ver el Chavo del Ocho, al principio era gratis pero con el tiempo nos cobraban un veinte la entrada. Con el paso del tiempo otras familias fueron adquiriendo televisores, y aclaro, en blanco y negro, y se les fue terminando el negocio.
Durante las vacaciones era otro mundo, nos juntábamos un grupo de muchachos, formábamos equipos de futbol y nos íbamos a jugar a los muchos campos que había en aquel entonces por los barrios de Sta. María. Pero lo que más aventuras nos dio, fueron esos viajes inolvidables a la Barranca de Oblatos y la de Huentitán, esas sí que eran tremendas aventuras, bueno aquí dejamos a Chililo para que la próxima vez nos cuente de sus aventuras de verano. Espero les haya gustado.
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