Irene Robledo: una educadora y humanista que rompió estereotipos
Irene Robledo García (1890-1988) fue una educadora y humanista jalisciense que dedicó su vida a la enseñanza, la cultura y la justicia social. Fue una de las fundadoras de la Universidad de Guadalajara y de la Escuela de Trabajo Social, así como una pionera en la educación de las mujeres y de los trabajadores. Su lema personal era "Por una humanidad más humana".
Infancia y formación
Irene Robledo nació el 5 de abril de 1890 en Guadalajara, Jalisco, como la tercera de los nueve hijos del matrimonio del licenciado Constancio Robledo Hernández y Concepción García Morales. Su padre era un abogado y juez que se trasladó con su familia a Tequila, Jalisco, cuando Irene tenía cinco años. Allí realizó sus estudios primarios en una escuela donde también trabajó como profesora auxiliar.
Desde niña, Irene mostró su vocación por la enseñanza y su interés por las matemáticas, la literatura y la música. A los 15 años, ingresó a la Escuela Normal de Guadalajara, donde se formó como maestra de normal superior. En 1911, cuando concluyó sus estudios, empezó a trabajar como maestra particular y, en 1914, fue nombrada directora de una escuela primaria y catedrática de la Normal.
Irene Robledo no se conformó con su formación inicial y buscó ampliar sus conocimientos y habilidades en diversas áreas. Estudió enfermería, medicina homeopática y odontología, tanto en México como en el extranjero. También aprendió varios idiomas, como inglés, francés, italiano y latín. Además, se interesó por la filosofía, la historia, la sociología, la psicología y la pedagogía.
Trayectoria profesional y social
Irene Robledo dedicó su vida a la educación, tanto formal como informal, tanto pública como privada, tanto de niños como de adultos. Fue directora de varias escuelas, como la Escuela Práctica Anexa a la Normal, la Escuela Preparatoria y Normal para Señoritas, la Escuela Normal Mixta y la Escuela de Trabajo Social. También fue catedrática de diversas instituciones, como la Universidad Obrera, la Facultad de Economía, la Facultad de Odontología y la Facultad de Comercio y Administración.
Irene Robledo fue una de las fundadoras de la Universidad de Guadalajara en 1925, junto con un grupo de intelectuales que impulsaron la reapertura de esta institución, que había sido clausurada en dos ocasiones por el gobierno federal. Irene Robledo participó activamente en la organización y el desarrollo de la universidad, donde promovió la educación integral, la participación de la mujer, la instalación de la Escuela Politécnica y la proyección social de la cultura.
Irene Robledo también se involucró en la educación de los sectores populares, especialmente de los trabajadores y las mujeres. Colaboró con sindicatos obreros, creó escuelas nocturnas, instauró los desayunos escolares, fundó la Asociación Cristiana Femenina y la Escuela de Trabajo Social, y apoyó diversas causas sociales, como la alfabetización, la atención a los ancianos, la casa hogar para los hijos de las madres trabajadoras y la lucha por la independencia de México.
Reconocimientos y legado
Irene Robledo recibió numerosos reconocimientos por su labor educativa y humanista, tanto nacionales como internacionales. Entre ellos, destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1978, la Medalla Belisario Domínguez en 1980, el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Guadalajara en 1981 y la Medalla al Mérito Ciudadano por el Ayuntamiento de Guadalajara en 1988.
Irene Robledo falleció el 8 de agosto de 1988 en Guadalajara, a los 98 años de edad. Su cuerpo fue velado en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara y sus restos fueron depositados en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, donde se le rindió un homenaje póstumo. Su legado sigue vivo en las instituciones que fundó o en las que trabajó, así como en las generaciones de estudiantes y profesionales que se formaron con su ejemplo y su enseñanza.
Irene Robledo fue una mujer que rompió estereotipos y barreras en una época en la que la educación y la cultura eran privilegios de unos pocos. Fue una maestra que no solo transmitió conocimientos, sino que también formó valores y conciencias. Fue una humanista que no solo se preocupó por el desarrollo intelectual, sino que también se comprometió con el bienestar social. Fue, en definitiva, una jalisciense ilustre que hizo honor a su lema: "Por una humanidad más humana".
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